Nuestros principios

Como feministas, en el Proyecto Alternativa Feminista (PAF), hemos decidido luchar por:

  1. La libertad, soberanía y autodeterminación de las personas para crear y desarrollar las culturas, comunidades y entornos en los que habitan.
  2. Una sociedad diversa, justa, equitativa, solidaria, libre de violencias patriarcales y neoliberales, que resguarde la dignidad de todas las personas.
  3. Una sociedad en la cual las mujeres, diversidades sexuales y de género, pueblos originarios, migrantes, niñas, niños y adolescentes, adultos mayores, personas en situación de discapacidad y otras identidades desplazadas, oprimidas y vulneradas históricamente tengan visibilidad, ejerzan sus derechos y participen de la toma de decisiones en los espacios públicos y privados.
  4. El derecho de las mujeres y las comunidades LGBTQ+ a vivir libres de discriminación y violencia física, sexual, psicológica, económica y simbólica por motivo de su género, identidad de género y/o orientación sexual; y el deber de las instituciones de cautelar este derecho y penalizar efectivamente su transgresión.
  5. La libertad para decidir sobre nuestro cuerpo como primer territorio y el deber de respetar la integridad, autonomía e identidad del cuerpo de todas las personas, en particular de niñas, niños y adolescentes.
  6. El reconocimiento y la remuneración del trabajo doméstico, y una repartición equitativa, entre las y los miembros de la sociedad, de las tareas de crianza y de cuidado de las personas. 
  7. Una educación pública, gratuita, de calidad y no sexista; la garantía de salud, pensión, vivienda e ingreso dignos; y el cumplimiento irrestricto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
  8. El libre acceso al conocimiento, las humanidades, las artes, las ciencias y las tecnologías. Dada la importancia social, económica y política del conocimiento, estamos por la colaboración abierta en sus procesos de desarrollo para estudiarlo, modificarlo y mejorarlo. Del mismo modo, estamos en contra de que se excluya a las personas de sus beneficios y su potencia emancipadora.
  9. Un país con instituciones transparentes, donde existan penas efectivas y drásticas contra la corrupción, el tráfico de influencias, los conflictos de interés y el nepotismo.
  10. Un país que considere y respete la diversidad de naciones e identidades que lo conforman. Sabiendo que el Estado nacional está actualmente en crisis, estamos por una nueva organización política solidaria, plurinacional, intercultural y efectivamente laica.
  11. La responsabilidad personal y social en la defensa y regeneración de la Madre Tierra. Además, la necesidad de resguardar la vida de futuras generaciones y la biodiversidad con intervenciones drásticas para contener el cambio climático, actuando de manera solidaria con las poblaciones afectadas.
  12. Un modelo de desarrollo sustentable a escala humana, donde lo económico, lo social y lo ambiental evolucionen en equilibrio mediante las acciones y decisiones democráticas de las comunidades locales.
  13. Un modelo que no explote la naturaleza para actividades productivas de impacto negativo en los ecosistemas, así como la propiedad pública del agua, el litio, el cobre, entre otros recursos estratégicos.

De acuerdo a estos principios, nuestra participación en toda actividad será siempre bajo la ética feminista y una mirada interseccional, con sororidad y prácticas colaborativas, no homogeneizantes y democráticas. Del mismo modo, quienes nos representen actuarán de manera consecuente y rendirán cuentas frente a quienes las han elegido.